Una de las más famosas historias de amor del siglo XX, en el que un rey tuvo que renunciar al trono para poder casarse con la mujer que amaba, fue la de Wallis Simpson y el rey Eduardo VIII.
Bessie Wallis Warfield, duquesa de Windsor, huérfana de padre poco después de su nacimiento el 19 de junio de 1896, era también conocida como Wallis Spencer o Wallis Simpson debido a sus dos anteriores matrimonios antes de su casamiento con el príncipe Eduardo VIII. Su primer matrimonio con el conde Winfield Spencer Jr, el cual era un aviador naval, tuvo lugar desde el 8 de noviembre de 1916 hasta su divorcio el 10 de diciembre de 1927. Más tarde, en 1928, ella se casó con Ernest Simpson, el cual era mitad ingles y mitad estadounidense, y quien había abandonado sus estudios universitarios antes de graduarse en Harvard, además también había pasado por un divorcio. A mediados de la Gran Depresión, se tuvieron que mudar a Londres donde Ernest empezó a trabajar para una agencia naval y Wallis se ocupó de decorar el apartamento, en el cual se instalaron, con la ayuda de cinco sirvientes. Antes de mudarse ocurrió el fallecimiento de la madre de Wallis el 2 de noviembre de 1929.
Eduardo VIII del Reino Unido, fue coronado en 1937 por su hermano menor Jorge VI como su Alteza Real el Duque de Windsor. Además, fue rey del Reino Unido y los dominios de la Mancomunidad Británica, además fue emperador de la India, todo ello lo fue en un periodo desde la muerte de su padre Jorge V el 20 de enero de 1936 hasta su abdicación el 11 de diciembre de 1936. Por lo cual Eduardo fue uno de los monarcas de la mayor corta duración en el trono durante la historia del Reino Unido, y nunca llegó a ser coronado. Durante su juventud sirvió en la Primera Guerra Mundial y realizo varias giras en el extranjero en representación de su padre Jorge V, además fue relacionado por una variedad de mujeres casadas de edad mayor a la suya. Debido a que Eduardo fuera un mujeriego compulsivo preocupaba al ministro Baldwin, al rey Jorge V y las personas cercanas a él. Pero lo que más produjo preocupación fue el romance entre Eduardo y Wallis y la posibilidad de que una divorciada estadounidense influyese sobre el heredero. Por eso el rey Eduardo tuvo que elegir entre el trono o el matrimonio, al abdicar dejó el trono a su hermano menor Alberto, el cual empezó a utilizar el nombre de Jorge VI.
Antes de contraer matrimonio, Wallis Simpson y Eduardo tuvieron diversos encuentros que normalmente solían tener lugar en fiestas, pero en ese tiempo ambos ya tenían una relación con otras personas. La primera vez que los dos se percataron el uno del otro fue en una recepción en honor del príncipe en el barco “U.S.S. New Mexico”, en San Diego, California. Otra vez fue en una velada ofrecida por Lady Furness, que en ese tiempo mantenía una relación con Eduardo, y había trabado amistad con Wallis. Así que las dos parejas siguieron viéndose durante un tiempo. Sin embargo, el príncipe solía tener ciertos detalles con Wallis, en una ocasión le regaló una planta de orquídeas y en numerosas ocasiones pasaban el tiempo juntos. Para los dos esa relación les parecía la más duradera. Pese a ello, cuando murió su padre, ascendió al trono y tuvo que ocuparse de sus obligaciones durante un periodo de seis meses sin ver a Wallis en público, ya que ellos se seguían viendo en fiestas privadas. En mayo, Eduardo pidió a Ernest que dejara que Wallis se divorciara de él para que Eduardo pudiese contraer matrimonio con Wallis y así dar a luz su relación con Wallis. Pero el consejo del gabinete no aconsejaba a Eduardo que se casase con Wallis, ya que la opinión pública se oponía a ello. Así que no tuvo más remedio que abdicar el 11 de diciembre de 1936. Además tuvieron que retrasar la boda hasta que el divorcio de Wallis fuera otorgado el 27 de abril de 1937 y hasta la coronación de Alberto, el 12 de mayo de 1937.