jueves, 3 de febrero de 2011

Dos continentes. Dos emperadores. Dos personalidades. Una familia: los Habsburgo-Lorena.

Francisco José de Habsburgo-Lorena nació a las 9:45 del 18 de agosto de 1830 en Viena en el Palacio de Schönbrunn. Fue el primogénito de Sofía de Baviera, esposa de Francisco Carlos.

Aunque Francisco José no estaba en la línea directa de sucesión al trono, debido a que su tío padecía problemas mentales, se ordenó que se educara al niño como posible sucesor a la Corona. Por ello, tanto su hermano Maximiliano como él, fueron puestos bajo la tutela del conde francés Heinrich Bombelles, con el propósito de prepararle para ser emperador. Su madre también ejerció fuertes presiones sobre su esposo para que renunciara al trono a favor de su hijo, después de la revolución de 1848.

Francisco José fue un joven estudioso, obediente, puntual y metódico. Se sentía especialmente atraído por el dibujo, mas le disgustaban la poesía y el Romanticismo propio de su tiempo. Administraba cuidadosamente el dinero y era descrito como la personificación del deber.

Una de las grandes pasiones de los Habsburgo, que Francisco José no disfrutaba por entero, era la equitación.

Su educación fue dura y en ella también participó Metternich, que ejerció una gran influencia en el joven Francisco José, sobre todo en el tema de la política. Al estallar la revolución de 1848, luchó con las tropas -austriacas en Italia. Cuando la revuelta fue sofocada, se quiso establecer en el trono imperial a un monarca no revolucionario, y por ello, su padre Francisco Carlos fue presionado por su esposa y los líderes de la reacción, Schwarzenberg y Windischgratz; para que abdicara en su hijo el 2 de diciembre de ese mismo año.

Ampliamente influenciado por su madre, esta mentalidad conservadora y absolutista se dejó notar sobre todo en sus dieciocho primeros años de reinado. Hasta el fusilamiento de su hermano Maximiliano en 1867, la sombra de su madre en la corte fue clara, ya que la esposa de Francisco José, Isabel de Wittelsbach, que era la única partidaria de ideas progresistas y liberales; pasaba largas temporadas ausente.

En la revolución de 1848, su predecesor, Fernando I, había concedido una constitución liberal basada en dos cámaras y sufragio censitario, aunque la izquierda democrática seguía exigiendo el sufragio universal y una Cámara única. Cuando Francisco José I accedió al poder, se instauró un neo-absolutismo personificado en la figura del primer ministro, Alexander von Bach. A pesar de que el régimen feudal no fue restaurado, la política económica del nuevo régimen seguía siendo liberal y se mantuvieron algunas reformas en la enseñanza secundaria y universitaria de la etapa revolucionaria, en marzo de 1849 se impuso una constitución centralista que suprimió la autonomía de las provincias, prescindió del sufragio y de la igualdad de derechos de todas las lenguas, prevaleciendo el alemán por encima de todas ellas. Esta constitución fue abolida en 1851, cuando se estableció una burocracia centralista y se cedió al Vaticano la competencia sobre las leyes civiles y educativas, que quedaron bajo la jurisdicción de la Iglesia católica

A partir de 1907, su política se volvió más democrática y estableció el sufragio universal.

El segundo hijo varón de Sofía de Baviera y Francisco Carlos, Fernando Maximiliano José, nació el viernes 6 de junio de 1832 en el Palacio del Schönbrunn. Su paternidad se atribuye a Napoleón II o al Duque de Reichstadt, único hijo legítimo de Napoleón Bonaparte; por la estrecha relación que mantenían con Sofía y que ella nunca se molestó en desmentir.

Su carácter romántico se evidenció desde niño, dejando anonadadas a las personas a su alrededor, como se recoge en esta anécdota: cuando contaba cinco años, Maximiliano le pidió permiso a su madre para acompañar a su tío Ludwig a "tierra en donde los naranjos florean". A Sofía le llevó unos minutos comprender que lo que su hijo deseaba era visitar la terraza donde los naranjos crecían en viveros.

Maximiliano era travieso y tenía poca dedicación al estudio, mas era el más encantador de sus hermanos. Es descrito así por su madre: "Max es tan bueno y de gran corazón pero tan descuidado y perezoso que me preocupa que será de él en el futuro". Sus mayores pasiones eran la literatura y la historia, en especial, la historia familiar. Al contrario que su hermano, no administraba escrupulosamente el dinero. Le gustaba coleccionar todo tipo de objetos: conchas, plantas raras, cuadros (a la edad de siete años recibió un retrato de su abuelo con el que inició una galería de retratos familiares). Su gusto por la flora y la fauna le llevó a dedicarse a viajar y estudiar botánica y el mundo marino cuando Lombardía, territorio del cual había sido nombrado gobernador por su hermano, cayó en manos italianas.

Maximiliano era un joven de salud delicada, con cabello y barba dorados y ojos azules, con gracia y gallardía principescas, por lo que era ciertamente apreciado por los vieneses.

Sin embargo, la afición a la que dedicaba la mayor parte de su tiempo era la equitación. Gustaba de montar alocadamente y en sus memorias escribió: "El paso es la muerte, el trote la vida, el galope tendido la felicidad; yo no puedo ir despacio a caballo".

Ambos hermanos, aunque tan opuestos entre sí, estuvieron siempre muy unidos, hasta que Francisco José se convirtió en Emperador. Aún así, Maximiliano quería ayudar y servir a su hermano en todo lo que fuera necesario.

Al contrario que su hermano, Maximiliano se dejaba llevar por sus sentimientos y poseía ideas liberales, propias del Romanticismo.

La intención de Maximiliano era aplicar en cierta manera el liberalismo europeo a condición de que se respetara su poder como soberano, pero Napoleón III y Leopoldo I rechazaron su propuesta y le aconsejaron retrasar su aplicación. Una vez coronado Emperador de Méjico, su amor por la cultura supuso que sus primeras acciones fueran la creación de los Museos de Historia Natural y de Arqueología y la Academia Imperial de Ciencias y Literatura. En el verano de 1864 realizó un viaje por el interior del Imperio para reconocer el territorio y a su vuelta creó un Estatuto Provisional del Imperio, que gracias a sus ideas progresistas, era liberal (reconocía la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la libertad religiosa…) y autocrática en cuanto al soberano (prerrogativas personales).

Finalmente el Emperador de Francia le retiró su apoyo y Maximiliano murió fusilado.